Os dejo una selección de poemas de Quevedo de obligada lectura, saludos.
Poemas metafísicos
«¡Ah de la vida!»0... ¿Nadie me responde?
¡Aquí de los antaños1 que he vivido!
La Fortuna mis tiempos ha mordido;
las Horas mi locura las esconde.2
¡Que sin poder saber cómo ni adónde
la salud y la edad se hayan huido!
Falta la vida, asiste lo vivido,3
y no hay calamidad que no me ronde.
Ayer se fue; mañana no ha llegado;
hoy se está yendo sin parar un punto:
soy un fue, y un será, y un es cansado.4
En el hoy y mañana y ayer, junto
pañales y mortaja, y he quedado
presentes sucesiones de difunto. 5
Notas:
0. Antiguamente, al entrar en una casa se decía esta expresión, que significaba ¿hay alguien en casa?.
1. antaños: antiguos, tiempo pasado.
2. El destino ha consumido su vida y la insensatez le ha hecho perder el tiempo. Se refiere a los avatares de la fortuna que, a veces, es favorable y otras no, tanto subes como bajas.
3. El desgaste físico causado por el paso del tiempo está presente.
4. Usa tres formas verbales en forma de sustantivos para dar a entender que los hombres estamos hechos de tiempo.
5. En la actualidad, el futuro y el pasado, une el nacimiento con la muerte y se convierte en una serie de difuntos. Quevedo piensa que todo hombre vivo es la suma de los hombres, ya muertos. La idea reaparece en otros escritos de este mismo poeta.
Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes ya desmoronados,
de la carrera de la edad cansados,
por quien caduca ya su valentía.
Salíme al campo: vi que el sol bebía
los arroyos del hielo desatados,
y del monte quejosos los ganados,
que con sombras hurtó su luz al día.
Entré en mi casa: vi que amancillada
de anciana habitación era despojos;
mi báculo más corvo y menos fuerte;
Vencida de la edad sentí mi espada.
Y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.
si un tiempo fuertes ya desmoronados,
de la carrera de la edad cansados,
por quien caduca ya su valentía.
Salíme al campo: vi que el sol bebía
los arroyos del hielo desatados,
y del monte quejosos los ganados,
que con sombras hurtó su luz al día.
Entré en mi casa: vi que amancillada
de anciana habitación era despojos;
mi báculo más corvo y menos fuerte;
Vencida de la edad sentí mi espada.
Y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.
No he de callar, por más que con el dedo,
ya tocando la boca, o ya la frente,
silencio avises o amenaces miedo.
¿No ha de haber un espíritu valiente?
¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?
¿Nunca se ha de decir lo que se siente?
Hoy sin miedo que libre escandalice
puede hablar el ingenio, asegurado
de que mayor poder le atemorice...
En otros siglos pudo ser pecado
severo estudio y la verdad desnuda,
y romper el silencio el bien hablado.
Pues sepa quien lo niega y quien lo duda
que es la lengua la verdad de Dios severo
y la lengua de Dios nunca fue muda.
El reloj de arena
¿Qué tienes que contar, reloj molesto,
en un soplo de vida desdichada
que se pasa tan presto?
¿En un camino que es una jornada
breve y estrecha de este al otro polo, 5
siendo jornada que es un paso solo?
Que si son mis trabajos y mis penas,
no alcanzaras allá, si capaz vaso
fueses de las arenas,
en donde el alto mar detiene el paso. 10
Deja pasar las horas sin sentirlas,
que no quiero medirlas,
ni que me notifiques de esa suerte
los términos forzosos de la muerte.
No me hagas más guerra, 15
déjame y nombre de piadosa cobra,
que harto tiempo me sobra
para dormir debajo de la tierra.
Pero si acaso por oficio tienes
el contarme la vida, 20
presto descansarás, que los cuidados
mal acondicionados
que alimenta lloroso
el corazón cuitado y lastimoso,
y la llama atrevida 25
que amor, ¡triste de mí!, arde en mis venas
(menos de sangre que de fuego llenas),
no sólo me apresura
la muerte pero abréviame el camino:
pues con pie doloroso, 30
mísero peregrino,
doy cercos a la negra sepultura.
Bien sé que soy aliento fugitivo;
ya sé, ya temo, ya también espero
que he de ser polvo, como tú, si muero; 35
y que soy vidrio, como tú, si vivo.
Poemas amorosos
A fugitivas sombras doy abrazos;
en los sueños se cansa el alma mía;
paso luchando a solas noche y día
con un trasgo que traigo entre mis brazos.
Cuando le quiero más ceñir con lazos,
y viendo mi sudor, se me desvía,
vuelvo con nueva fuerza a mi porfía,
y temas con amor me hacen pedazos.
Voyme a vengar en una imagen vana
que no se aparta de los ojos míos;
búrlame, y de burlarme corre ufana.
Empiézola a seguir, fáltanme bríos;
y como de alcanzarla tengo gana,
hago correr tras ella el llanto en ríos
Comunicación de amor invisible por los ojos
Si mis párpados, Lisi, labios fueran,
besos fueran los rayos visüales
de mis ojos, que al sol miran caudales
águilas, y besaran más que vieran.
Tus bellezas, hidrópicos, bebieran,
y cristales, sedientos de cristales;
de luces y de incendios celestiales,
alimentando su morir, vivieran.
De invisible comercio mantenidos,
y desnudos de cuerpo, los favores,
gozaran mis potencias y sentidos;
mudos se requebraran los ardores;
pudieran, apartados, verse unidos,
y en público, secretos, los amores.
Contraposiciones y tormentos de su amor
Osar, temer, amar y aborrecerse,
alegre con la gloria, atormentarse;
de olvidar los trabajos olvidarse,
entre llamas arder sin encenderse;
con soledad entre las gentes verse
y de la soledad acompañarse;
morir continuamente, no acabarse,
perderse por hallar con qué perderse;
ser Fúcar de esperanzas sin ventura,
gastar todo el caudal en sufrimiento,
con cera conquistar la piedra dura,
son efectos de amor en mis tormentos;
nadie le llame dios, que es gran locura,
que más son de verdugo sus tormentos.
Fluctuando en los cabellos de Lisi
En crespa tempestad del oro undoso
nada golfos de luz ardiente y pura
mi corazón, sediento de hermosura,
si el cabello deslazas generoso.
En crespa tempestad del oro undoso
nada golfos de luz ardiente y pura
mi corazón, sediento de hermosura,
si el cabello deslazas generoso.
su amor ostenta, su vivir apura;
Ícaro en senda de oro mal segura
arde sus alas por morir glorioso.
Con pretensión de fénix, encendidas
sus esperanzas, que difuntas lloro,
intenta que su muerte engendre vidas.
Avaro y rico, y pobre en el tesoro,
el castigo y la hambre imita a Midas,
Tántalo en fugitiva fuente de oro.
Amor constante más allá de la muerte
Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día, 1
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;2
mas no, de esotra parte, en la ribera,
dejará la memoria, en donde ardía: 3
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa. 4
Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido 5
su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado. 6
Notas:
1. postrera: última. El poeta prevé el momento en que la sombra última de la muerte le cerrará los ojos y le arrebatará la luz de este mundo (blanco día).
2. y la hora agradable (lisonjera)de la muerte podrá soltar su alma que está ansiosa por liberarse de la cárcel del cuerpo para así acceder a la vida eterna.3. La muerte está representada al modo de los antiguos griegos y romanos, quienes creían que el alma del difunto cruzaba un río llamado Leteo antes de alcanzar el reino de los muertos. Al pasar el Leteo, el alma se olvidaba de todo lo que había vivido en el mundo terrenal, pero Quevedo dice que él, cuando se encuentre en el más allá (de esotra parte) conservará el recuerdo (memoria) del amor en lugar de dejarlo en la orilla (ribera) del río del olvido.
4. Se refiere a la severa ley de la muerte, que dicta que el alma del hombre muerto no puede recordar nada de lo que vivió en el mundo terrenal.
5. Quevedo alude a su propio cuerpo mencionando tres de sus partes: el alma, las venas y las médulas o medulas, que son los huesos. De su alma dice que ha vivido encarcelada por culpa de un dios (Cupido); de sus venas, que el líquido (humor) que las recorría, es decir, la sangre, ha dado alimento al fuego de la pasión; de sus huesos, que han ardido gloriosamente en el fuego de la pasión.
6. Los tres predicados se corresponden con los tres sujetos citados en el primer terceto. Quevedo nos dice que, una vez en el más allá, su alma dejará el cuerpo pero no se desprenderá de su ansiedad amorosa (no su cuidado); las venas serán ceniza, pero ceniza con capacidad de sentir; y los huesos se convertirán en polvo, pero en polvo enamorado. En definitiva, expresa la convicción de que el amor, cuando es intenso, puede sobrevivir a la muerte.
sombra que me llevare el blanco día, 1
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;2
mas no, de esotra parte, en la ribera,
dejará la memoria, en donde ardía: 3
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa. 4
Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido 5
su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado. 6
Notas:
1. postrera: última. El poeta prevé el momento en que la sombra última de la muerte le cerrará los ojos y le arrebatará la luz de este mundo (blanco día).
2. y la hora agradable (lisonjera)de la muerte podrá soltar su alma que está ansiosa por liberarse de la cárcel del cuerpo para así acceder a la vida eterna.3. La muerte está representada al modo de los antiguos griegos y romanos, quienes creían que el alma del difunto cruzaba un río llamado Leteo antes de alcanzar el reino de los muertos. Al pasar el Leteo, el alma se olvidaba de todo lo que había vivido en el mundo terrenal, pero Quevedo dice que él, cuando se encuentre en el más allá (de esotra parte) conservará el recuerdo (memoria) del amor en lugar de dejarlo en la orilla (ribera) del río del olvido.
4. Se refiere a la severa ley de la muerte, que dicta que el alma del hombre muerto no puede recordar nada de lo que vivió en el mundo terrenal.
5. Quevedo alude a su propio cuerpo mencionando tres de sus partes: el alma, las venas y las médulas o medulas, que son los huesos. De su alma dice que ha vivido encarcelada por culpa de un dios (Cupido); de sus venas, que el líquido (humor) que las recorría, es decir, la sangre, ha dado alimento al fuego de la pasión; de sus huesos, que han ardido gloriosamente en el fuego de la pasión.
6. Los tres predicados se corresponden con los tres sujetos citados en el primer terceto. Quevedo nos dice que, una vez en el más allá, su alma dejará el cuerpo pero no se desprenderá de su ansiedad amorosa (no su cuidado); las venas serán ceniza, pero ceniza con capacidad de sentir; y los huesos se convertirán en polvo, pero en polvo enamorado. En definitiva, expresa la convicción de que el amor, cuando es intenso, puede sobrevivir a la muerte.
Poemas satíricos y burlescos.
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Sayón: falda grande que cae acampanadamente hacia el suelo.
Escriba: alusión al mundo judaico. Los escribas eran los intérpretes de la ley de Dios en el judaísmo. La nariz era ancha como el sayán y grande e inclinada como la espalda de alguien que está escribiendo.
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Peje: Pez. La nariz era larga como un pez espada, pero con muy grandes aletas (barbas=pelos) en la punta. A su vez, la palabra pejeestá tomada también en este otro sentido: peje=mal sujeto. El verso indica que era una nariz enorme de la que asomaban pelos; pero también era la nariz de una mala persona.
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Un reloj de sol porque de su cara salía la nariz como una barra larga (o gnomon) del reloj de sol; pero era un reloj de sol está mal encarado si no le da el sol: el rostro del narigón era, pues, sombrío. Mal encaradosignifica también que tiene mala cara.
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Alquitara: alambique. Utensilio con un gran tubo por el que fluye el líquido destilado. Pensativa incide en la imagen del objeto encorvado hacia el suelo.
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Un elefante boca arriba. Este verso tiene también dos sentidos. Se trata de una nariz monstruosamente grande como un elefante con las patas arriba; pero simultáneamente, el narigudo era como una elefante por encima de la boca.
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Ovidio Nasón era un famoso poeta latino de la familia de los Nasones.Naso en latín significa "nariz".
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Espolón es la punta en que remata la proa de una nave. | ||
Las doce Tribus. Extraordinaria hipérbole, pues da a entender que la nariz equivalía a la suma de las narices de los miembros de las doce tribus de Israel. Popularmente, se atribuye a los judíos la peculiaridad de tener la nariz grande.
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En la cara de Anás. Tan grande era la nariz que resultaría ofensiva aun si se pusiera en el rostro de un judío chato. Quevedo juega con la falsa etimología de "A-nas", "sin nariz". A propósito de este dato, hay que recordar que el poeta fue declarado antisemita.
| ||
Frisón es, según la RAE, algo "que es grande y corpulento dentro de su género".
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Sabañón es una hinchazón o ulceración de la piel. La metáfora sugiere que la nariz está hinchada y roja (morado y frito).
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A UNA DAMA BIZCA Y HERMOSA
Si a una parte miraran solamente
vuestros ojos, ¿cuál parte no abrasaran?
Y si a diversas partes no miraran,
se helaran el ocaso o el Oriente.
vuestros ojos, ¿cuál parte no abrasaran?
Y si a diversas partes no miraran,
se helaran el ocaso o el Oriente.
El mirar zambo y zurdo es delincuente;
vuestras luces izquierdas lo declaran,
pues con mira engañosa nos disparan
facinorosa luz, dulce y ardiente.
vuestras luces izquierdas lo declaran,
pues con mira engañosa nos disparan
facinorosa luz, dulce y ardiente.
Lo que no miran ven, y son despojos
suyos cuantos los ven, y su conquista
da a l'alma tantos premios como enojos.
suyos cuantos los ven, y su conquista
da a l'alma tantos premios como enojos.
¿Qué ley, pues, mover pudo al mal jurista
a que, siendo monarcas los dos ojos,
los llamase vizcondes de la vista?
a que, siendo monarcas los dos ojos,
los llamase vizcondes de la vista?
Varios linajes de calvas
así Dios os dé ventura,
que no se las deis a calvos,
sino a gente de pelusa.
Escarmentad en mí todas,
que me casaron a zurdas
con un capón de cabeza,
derbarbado hasta la nuca.
Antes que calvi-casadas
es mejor verlas difuntas,
que un lampiño de mollera
es una vejiga lucia1.
Pues ¿qué si cincha la calva
con las melenas que anuda?
Descubrirá con el viento
de trecho a treño pechugas.
Hay calvos sacerdotales,
y de estas calvas hay muchas,
que en figura de coronas
vuelven los maridos curas.
Calvas gerónimas hay,
como las sillas de rúa;
cerco delgado y redondo;
lo demás, plaza y tonsura.
Hay calvas asentaderas,
y habían los que las usan
de traerlas con gregüescos,
por tapar cosa tan sucia.
Calvillas hay vergonzantes
como descalabraduras;
pero yo llamo calvarios
a las montosas y agudas.
Hay calva-truenos también,
donde está la baraúnda
de nudos y lazadas,
de trenzas y de cosuras.
Hay calvas de mapamundi,
que con mil líneas se cruzan,
con zonas y paralelos
de carreteras que las surcan.
Hay aprendices de calvos,
que el cabello se rebujan,
y por tapar el melón,
representan una furia.
Yo he visto una calva rasa,
que dándola el sol relumbra,
calavera de espejuelo,
vidriado de las tumbas.
Marido de pie de cruz,
con una muchacha rubia,
¿qué engendrará si se casa,
sino un racimo de Judas?"
En esto, huyendo de un calvo,
entró una moza de Asturias,
de las que dicen que olvidan
los cogotes en la cuna;
y a voces desesperadas,
maldiciendo su ventura,
dijo de aquesta manera,
cariharta y cejijunta.
"Calvos van los hombres, madre,
calvos van;
mas ellos cabellarán.
Cabéllense enhorabuena,
pues como del brazo ha sido
siempre la manga el vestido,
hoy del casco, aunque sea ajena,
es bien lo sea la melena,
y que ande también galán.
Calvos van los hombres, madre,
calvos van;
mas ellos cabellarán.
¿Quién hay que pueda creello,
que hay por naturaleza
heréticos de cabeza,
calvinistas de cabello?
Los que se atreven a sello,
¿a qué no se atreverán?
Calvos van los hombres, madre,
calvos van;
mas ellos cabellarán.
Cuando hubo españoles finos,
menos dulcen y más crudos,
eran los hombres lanudos,
ya son como perros chinos,
Zamarro fue Montesinos,
El Cid, Bernardo y Roldán.
Calvos van los hombres, madre,
calvos van;
mas ellos cabellarán.
Si a los hombres los queremos,
para pelarlos acá,
y pelados vienen ya,
si no hay que pelar, ¿qué haremos?
antes morir que encalvemos;
alerta, hijas de Adan.
Calvos van los hombres , madre,
calvos van;
mas ellos cabellarán."
1. m. Cada uno de los lagunajos que quedan en las marismas al retirarse las aguas.
Hastío de un casado al tercer día.
Anteayer nos casamos; hoy querría,
doña Pérez, saber ciertas verdades:
decidme, ¿cuánto número de edades
enfunda el matrimonio en sólo un día?
Un anteayer, soltero ser solía,
y hoy, casado, un sin fin de Navidades
han puesto dos marchitas voluntades
y más de mil antaños en la mía.
Esto de ser marido un año arreo,
aun a los azacanes empalaga:
todo lo cotidiano es mucho y feo.
Mujer que dura un mes, se vuelve plaga;
aun con los diablos fue dichoso Orfeo,
pues perdió la mujer que tuvo en paga.
Anteayer nos casamos; hoy querría,
doña Pérez, saber ciertas verdades:
decidme, ¿cuánto número de edades
enfunda el matrimonio en sólo un día?
Un anteayer, soltero ser solía,
y hoy, casado, un sin fin de Navidades
han puesto dos marchitas voluntades
y más de mil antaños en la mía.
Esto de ser marido un año arreo,
aun a los azacanes empalaga:
todo lo cotidiano es mucho y feo.
Mujer que dura un mes, se vuelve plaga;
aun con los diablos fue dichoso Orfeo,
pues perdió la mujer que tuvo en paga.
«Vieja vuelta a la edad de las niñas»:
¿Para qué nos persuades eres niña?
¿Importa que te mueras de viruelas?
Pues la falta de dientes y de muelas
boca de taita en la vejez te aliña.
¿Importa que te mueras de viruelas?
Pues la falta de dientes y de muelas
boca de taita en la vejez te aliña.
Tú te cierras de edad y de campiña,
y a que están por nacer, chicota, apelas;
gorgeas con quijadas bisagüelas
y llamas metedor a la basquiña.
y a que están por nacer, chicota, apelas;
gorgeas con quijadas bisagüelas
y llamas metedor a la basquiña.
La boca, que fue chirlo, agora embudo,
disimula lo rancio en los antaños,
y nos vende por barbas el engrudo.
disimula lo rancio en los antaños,
y nos vende por barbas el engrudo.
Grandilla (porque logres tus engaños),
que tienes pocos años no lo dudo,
si son los por vivir los pocos años.
que tienes pocos años no lo dudo,
si son los por vivir los pocos años.
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