sábado, 19 de noviembre de 2011

Coplas a la muerte de su padre(y su colega)



Os dejo algunos recursos sobre esta gran obra que es Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique. Os dejo también la versión modernizada de García Montero para que comparéis.


COPLAS DE DON JORGE MANRIQUE POR LA MUERTE DE SU PADRE




I

Recuerde el alma dormida,
avive el seso e despierte
contemplando
cómo se passa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando;
cuán presto se va el plazer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parescer,
cualquiere tiempo passado
fue mejor.

II

Pues si vemos lo presente
cómo en un punto s'es ido
e acabado,
si juzgamos sabiamente,
daremos lo non venido
por passado.
Non se engañe nadi, no,
pensando que ha de durar
lo que espera
más que duró lo que vio,
pues que todo ha de passar
por tal manera.

III

Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
qu'es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
e consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
e más chicos,
allegados, son iguales
los que viven por sus manos
e los ricos.



V

Este mundo es el camino
para el otro, qu'es morada
sin pesar;
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar.
Partimos cuando nascemos,
andamos mientra vivimos,
e llegamos
al tiempo que feneçemos;
assí que cuando morimos,
descansamos.


VIII

Ved de cuán poco valor
son las cosas tras que andamos
y corremos,
que, en este mundo traidor,
aun primero que muramos
las perdemos.
Dellas deshaze la edad,
dellas casos desastrados
que acaeçen,
dellas, por su calidad,
en los más altos estados
desfallescen.


XL

Assí, con tal entender,
todos sentidos humanos
conservados,
cercado de su mujer
y de sus hijos e hermanos
e criados,
dio el alma a quien gela dio
(el cual la ponga en el cielo
en su gloria),
que aunque la vida perdió,
dexónos harto consuelo
su memoria.


Aquí el audio : Ir a descargar

Coplas a la muerte de su colega.Luis García Montero.

1
Recuerda, si se te olvida,
que este mundo es poca cosa,
casi nada,
que venimos a la vida
con la sombra de una losa
no pagada.
Los días como conejos
nos llevan en ventolera
al infierno,
su curso nos hace viejos
trocando la primavera
en invierno.
2
El criador, con grande enojo,
cuando en la vida nos mete
y nos suelta,
para no quitarnos ojo
nos manda como un billete
de ida y vuelta.
Nacemos al desayuno,
comemos según vivimos
y cenamos
cuando parece oportuno,
por eso mientras dormimos
descansamos.
3
Nuestras vidas son los sobres
que nos dan por trabajar,
que es el morir;
allí van todos los pobres
para dejarse explotar
y plusvalir;
allí los grandes caudales
nos engañan con halagos
y los chicos,
que explotando son iguales
las suspensiones de pagos
y los ricos.
4
Mas porque pase la vida
sin que podamos sacarla
de este pozo,
no la demos por perdida,
que es posible rescatarla
con el gozo.
Pues decidme, la hermosura
de esos dos labios tan bellos
y empapados,
cuando pierdan su ternura
¿que se podrá hacer con ellos
disecados?
5
¿Qué hace ahora pendulero,
tan vacío y contrahecho,
sin color,
aquel órgano certero
que se puso tan derecho
en el amor?
¿Qué se hizo Marilyn?
Aquellos Beatles de antaño,
¿qué se hicieron?
¿Qué fue de tanto sinfín
de galanes que en un año
nos vendieron?
6
Y los tunos, los toreros,
las cantantes de revista
en el olvido;
las folklóricas primero,
el marqués y la corista
¿dónde han ido?
¿Dónde están los generales,
sus medallas y su espada
sin conciencia,
sino esperando mortales
a que les sea dictada
su sentencia?
7
Y el ritmo de los roqueros,
los canutos y la risa
del pasota,
los chorizos tironeros
que han vivido tan deprisa
y el drogota
que se inyecta mil caballos
por las venas, los colgados
y el camello,
¿dónde iremos a buscallos,
dónde son tan olvidados,
qué fue de ellos?
8
Todo pasa, es aguanieve
que se deshace en el suelo
silenciosa,
mientras que la vida llueve
y se nos puebla de duelo
cuando acosa,
nos apremia con su mano
y con sus ojos nos niega
torpemente,
el corazón de un hermano,
la presencia de un colega
diferente.
9
Recuerdo que atardecía,
recuerdo que vi su coche
detenerse,
recuerdo la compañía
de sus ojos en la noche,
sin saberse
tras la boca de un gatillo
que esperaba tembloroso
y asesino,
meterse por un pasillo
de aquel corazón dudoso
y su destino.

10
Y recuerdo la culebra
de la vida, fría, inerte
por su cara,
empapado de ginebra,
esperando que la muerte
lo besara.
Se lo llevó con desgana
la canción de una ambulancia
malherida,
las grúas de la mañana
recogieron su arrogancia,
ya sin vida.

11
Camarada de su gente,
¡qué pantera en el coraje
por nosotros!
¡Qué canalla adolescente!
¡Qué enemigo tan salvaje
con los otros!
Y para el valor, ¡qué fiero!
¡Qué destreza de alimañas!
¡Qué razón!
Para el amor marinero,
gobernando en sus pestañas
la pasión.
12
No dejó ningún tesoro,
dos jeringas en el suelo
sin sentido,
su navaja en deterioro,
su gabán de terciopelo
descosido.
Pero estuvo en la ciudad
y acaudilló los suburbios
con la suerte,
y habló de la libertad
hasta ver los ojos turbios
de la muerte
13
Y porque fue capitán
de camadas y patrullas
sin juicio,
porque ya no nacerán
dos manos como las suyas
para el vicio,
porque jamás nos vendió
y mordimos el anzuelo
de su historia,
aunque la vida perdió
dejónos harto consuelo
su memoria.


Aquí el audio: Ir a descargar

Por último os dejo un enlace a una versión musicada de un grupo granadino.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

El monje borracho


Os dejo uno de los veinticinco milagros que componen el libro Milagros de nuestra señora de Gonzalo de Berceo. Se titula "El monje borracho, al final os dejo una adaptación infantil con títeres.



20. EL MONJE BORRACHO


461 De un otro miraclo vos querría contar
que cuntió en un monge de ábito reglar;
quísolo el dïablo durament espantar,
mas la Madre gloriosa sópogelo vedar.

462 De que fo enna orden, bien de que fo novicio,
amó a la Gloriosa siempre facer servicio;
guardose de follía, de fablar en fornicio,
pero ovo en cabo de caer en un vicio.

463 Entró enna bodega un día por ventura,
bebió mucho del vino, esto fo sin mesura;
embebdose el loco, issió de su cordura,
yogo hasta las viésperas sobre la tierra dura.

464 Bien a ora de viésperas, el sol bien enflaquido,
recordó malamientre, andava estordido;
issió contra la claustra hascas sin nul sentido,
entendiéngelo todos que bien avié bevido.

465 Pero que en sus piedes non se podié tener,
iva a la eglesia como solié facer;
quísoli el dïablo zancajada poner,
ca bien se lo cuidava rehezmientre vencer.

466 En figura de toro que es escalentado,
cavando con los piedes, el cejo demudando,
con fiera cornadura, sañoso e irado,
paróseli delante el traïdor provado.

467 Facieli gestos malos la cosa dïablada,
que li metrié los cuernos por media la corada;
priso el omne bueno muy mala espantada,
mas valio·l la Gloriosa, Reïna coronada.

468 Vino Sancta María con ábito onrado,
tal que de omne vivo non serié apreciado;
metióselis en medio a él e al Pecado,
el toro tan superbio fue luego amansado.

469 Menazoli la dueña con la falda del manto,
esto fo pora elli un mucho mal quebranto;
fusso e desterrose faziendo muy grand planto,
fincó en paz el monge ¡gracias al Padre Sancto!

470 Luego a poco rato, a pocas de passadas,
ante que empezasse a sobir ennas gradas,
cometiolo de cabo con figuras pesadas,
en manera de can firiendo colmelladas.

471 Vinié de mala guisa, los dientes regañados,
el cejo mucho turbio, los ojos remellados,
por ferlo todo pieças, espaldas e costados,
«Mesiello —dizié elli—, graves son mis pecados».

472 Bien se cuidó el monge seer despedaçado,
sedié en fiera cueta, era mal desarrado;
mas valio·l la Gloriosa, es cuerpo adonado,
como fizo el toro fo el can segudado.

473 Entrante de la glesia, enna somera grada,
cometiolo de cabo la tercera vegada
en forma de león, una bestia dubdada,
que trayé tal fereza que non serié asmada.

474 Allí cuidó el monge que era devorado,
ca vidié por verdat un fiero encontrado,
peor li era esto que todo lo passado,
entre su voluntat maldizié al Pecado.

475 Dicié: «¡Valme, Gloriosa, Madre Sancta María,
válame la tu gracia oï en esti día,
ca só en grand afruento, en mayor non podría!
¡Madre, non pares mientes a la mi grand follía!».

476 Abés podió el monge la palavra complir,
veno Sancta María como solié venir,
con un palo en mano pora’l león ferir;
metióselis en medio, empeçó a dezir:

477 «Don falso alevoso, non vós escarmentades,
mas yo vos daré oy lo que vós demandades;
ante lo compraredes que d’aquend vos vayades;
con quién volvistes guerra quiero que lo sepades».

478 Empezoli a dar de grandes palancadas,
non podién las menudas escuchar las granadas;
lazrava el león a buenas dinaradas,
non obo en sus días las cuestas tan sovadas.

479 Dicie·l la buena dueña: «Don falso traïdor,
que siempre en mal andas, eres de mal señor;
si más aquí te prendo en esti derredor,
de lo que oï prendes aún prendrás peor».

480 Desfizo la figura, empezó a foïr,
nunca más fo osado al monge escarnir;
ante passó grand tiempo que podiesse guarir,
plógoli al dïablo cuando lo mandó ir.

481 El monge que por todo esto avié pasado
de la carga del vino non era bien folgado,
que vino e que miedo aviénlo tan sovado
que tornar non podió a su lecho usado.

482 La Reïna preciosa e de precioso fecho
prísolo por la mano, levolo pora’l lecho,
cubriolo con la manta e con el sobrelecho,
púso·l so la cabeza el cabezal derecho.

483 Demás, cuando lo ovo en su lecho echado,
sanctiguo·l con su diestra e fo bien sanctiguado,
«Amigo —dísso·l— fuelga ca eres muy lazrado,
con un poco que duermas luego serás folgado.

484 Pero esto te mando, afirmes te lo digo,
cras mañana demanda a fulán mi amigo;
confiéssate con elli e serás bien conmigo,
ca es mucho buen omne e dar·t ha buen castigo.

485 Quiero yo ir mi vía, salvar algún cuitado,
esso es mi delicio, mi oficio usado;
tú finca benedicto, a Dios acomendado,
mas no se te oblide lo que te he mandado».

486 Díxo·l el omne bueno: «Dueña, fe que devedes,
vós que en mí fiziestes tan granadas mercedes,
quiero saber quí sodes o qué nomne avedes,
ca yo gano en ello, vós nada non perdedes».

487 Disso la buena dueña: «Seas bien sabidor:
yo só la que parí al vero Salvador,
que por salvar el mundo sufrió muert e dolor,
al que facen los ángeles servicio e onor».

488 Disso el omne bono: «Esto es de creer:
de Ti podrié, Señora, esta cosa nacer;
déssateme, Señora, los tus piedes tañer,
nunca en esti sieglo veré tan grand plazer».

489 Contendié el bon omne, queriesse levantar
por fincar los inojos, los piedes li besar;
mas la Virgo gloriosa no·l quiso esperar,
tollióseli de ojos, ovo él grand pesar.

490 No la podié a Ella por dó iva veer,
mas vedié grandes lumnes redor Ella arder;
no la podié por nada de los ojos toller,
facié muy grand derecho ca fízo·l grand placer.

491 Otro día mañana, venida la luz clara,
buscó al omne bono que Ella li mandara;
fizo su confessión con umildosa cara,
no li celó un punto de cuanto que pasara.

492 El maestro al monge, fecha la confessión,
dioli consejo bueno, dioli absolución;
metió Sancta María en él bendición
que valió más por elli essa congregación.

493 Si ante fora bono, fo desende mejor;
a la sancta Reïna, Madre del Criador,
amola siempre mucho, fízo·l siempre onor;
feliz fo el que Ella cogió en su amor.

494 El otro omne bono, no·l sabría nomnar,
al que Sancta María lo mandó maestrar,
cogió amor tan firme de tanto la amar
que dessar⋅s ié por Ella la cabeza cortar.

495 Todas las otras gentes, legos e coronados,
clérigos e canonges, e los escapulados,
fueron de la Gloriosa todos enamorados,
que sabe acorrer tan bien a los cuitados.

496 Todos la bendicién e todos la laudavan,
las manos e los ojos a Ella los alçavan,
retrayén los sos fechos, las sos laudes cantavan,
los días e las noches en esso los passavan.

497 Señores e amigos, muévanos esta cosa,
amemos e laudemos todos a la Gloriosa;
non echaremos mano en cosa tan preciosa,
que tan bien nos acorra en ora periglosa.

498 Si nós bien la sirviéremos, quequiere que·l pidamos
todo lo ganaremos, bien seguros seamos;
aquí lo entendremos, bien ante que muramos,
lo que allí metiéremos que bien lo empleamos.

499 Ella nos dé su gracia e su bendicïón,
guárdenos de pecado e de tribulación,
de nuestras liviandades gánenos remissión,
que non vayan las almas nuestras en perdición.